- ¿Tomará algo de postre, señorita?
- A usted mismamente, camarero.
- ¿Cómo dice?
- ¿No dicen que el postre es la más dulce tentación en la que se puede caer?
- Pues no sé… sí, supongo.
- Pues tú eres dulce y tentador y estoy dispuesta a caer, ¿puedo comerte?
- Salgo a las once.
- Por cierto… a mí los postres, con nata me saben mejor.
- Igual hoy puedo salir a las diez.
- Y si le echas unas gotitas de champán están deliciosos.
- O a las nueve.
- Y con una chispita de miel en el sitio justo…
- ¡Dame un minuto! Me cambio y nos vamos.
- A usted mismamente, camarero.
- ¿Cómo dice?
- ¿No dicen que el postre es la más dulce tentación en la que se puede caer?
- Pues no sé… sí, supongo.
- Pues tú eres dulce y tentador y estoy dispuesta a caer, ¿puedo comerte?
- Salgo a las once.
- Por cierto… a mí los postres, con nata me saben mejor.
- Igual hoy puedo salir a las diez.
- Y si le echas unas gotitas de champán están deliciosos.
- O a las nueve.
- Y con una chispita de miel en el sitio justo…
- ¡Dame un minuto! Me cambio y nos vamos.